El tráfico de Internet aumenta año a año de forma exponencial en el país
Los usuarios argentinos aumentaron de manera exponencial su tráfico en Internet en los últimos siete años, de acuerdo a las estimaciones de la empresa que administra uno de los cables submarinos con los que nuestro país se conecta a las redes internacionales de telecomunicaciones.
Durante una recorrida por la estación de amarre que la empresa Level 3 opera en la localidad bonaerense de Las Toninas, a dónde arriban los cables submarinos de telecomunicaciones, directivos de esa prestadora señalaron que "desde 2008 se observa un importante aumento del tráfico en las redes desde Argentina".
"El continuo aumento del tráfico puede entenderse desde varias perspectivas, la multiplicación de conexiones domésticas, el hecho de que ahora todos los teléfonos y dispositivos móviles permitan la conexión a las redes, o la popularización del consumo de contenidos audiovisuales a través de youtube o plataformas cómo Netflix", señalaron.
Todo ese tráfico llega por conexiones a internet en nuestro país desde las estaciones de amarre de las tres empresas administradoras de cables submarinos ubicadas en esa localidad balnearia de la provincia de Buenos Aires, a 320 kilómetros de la Capital Federal.
A estas playas llegan cinco cables submarinos; el South America Crossing (SAC) de Level 3; el South America-1, de Telefónica; el Atlantis 2, de diferentes operadores americanos y europeos; el Bicentenario, de la uruguaya Antel y la argentina Telecom; y el Unisur, el más antiguo de todos, instalado a mediados de los noventa y fuera de servicio.
Estos cables submarinos conectan distintos puntos de los cinco continentes conformando una red de telecomunicaciones global, lo más parecido a una forma física para la internet.
Se trata de cables de entre 8 y 15 centímetros de diámetro, cuyo núcleo está compuesto por cuatro pares de fibras de vidrio del grosor de un pelo humano e identificadas con distintos colores, que son capaces de transmitir hasta 20 Terabytes de información a la vez.
Los ocho capilares de fibra de vidrio están protegidos por una funda metálica y rodeados por una malla de acero que evita quiebres en el cable.
Además están dentro de una funda de cobre que transmite los 1.500 voltios necesarios para alimentar los repetidores que el cable lleva cada 60 kilómetros.
También tienen una resina aislante de la electricidad; que a su vez está envuelta en una protección plástica.
Para los tramos en los que el cable atraviesa zonas del lecho marino en los que puede enfrentar golpes o tironeos por pesca de arrastre o tráfico marino, se utiliza la versión más gruesa, que añade a la anterior un nuevo anillo doble de malla de acero y una segunda protección plástica.
Los cables que arriban a Las Toninas llegan desde la ciudad brasileña de Fortaleza, y en estaciones de amarre como la de Level 3 los técnicos controlan el funcionamiento y la operatividad del sistema todo el tiempo.
Rául De Pedro, uno de los responsables de la estación de Level 3 en Las Toninas, dijo a Télam que "estas instalaciones son del 2.000, cuando llegaron al país los tres cables que hoy están operativos, y uno se da cuenta de cuánto avanza la tecnología de las comunicaciones cuando empieza a tomar nota de cómo cambian las estimaciones respecto de la capacidad de nuestras conexiones".
"Cuando comenzamos a funcionar, se estimaba que la vida útil del cable iba a ser de 25 años, porque la demanda de tráfico lo iba a saturar; sin embargo, y a pesar de que el aumento del tráfico fue muy superior a los estimados, la evolución de las telecomunicaciones hizo mucho más eficiente la red de fibra óptica y hoy podemos transmitir mucho más de lo que se calculaba originalmente", explicó.
"Cuando se diseño esta estación terrena se dejaron grandes habitaciones vacías bajo la lógica de que iban a tener que ser ocupadas en la medida que aumentase la cantidad de procesadores por el crecimiento del tráfico; pero los equipos que hace 15 años ocupaban un estante entero hoy son más chicos que un pendrive, así que en realidad estamos dejando más espacio vacío", añadió.
Ernesto Curci, vicepresidente del área de Servicios Level 3, apuntó por su parte que "los primeros cables submarinos eran para telégrafo de cobre, resultaba muy dificultoso su mantenimiento y operación; los primeros cables telefónicos apenas procesaban 1.500 llamadas a la vez; cuando empezamos a tender fibra óptica pensamos que tenía un límite que hace tiempo dejamos atrás, y gracias a la evolución de la capacidad de procesamiento de la señal hoy no sabemos cuál va a ser ese límite".
"Hoy en Argentina las conexiones domésticas que se ofrecen en el mercado son de entre 2 y 4 megas; que tenían sentido cuando en cada casa había una computadora, pero ahora que el wifi es habitual, que en cada casa hay más de una computadora, hay teléfonos, tablets o televisores que se conectan a servicios cómo Nétflix, se hace necesario pensar en cómo optimizar las capacidades de la última milla, qué es el tramo de la red que llega a los particulares", agregó.
Los cables que salen del mar en Las Toninas no sólo prestan acceso a internet, sino que además portan la señal de redes privadas para empresas y organismos estatales.
"El continuo aumento del tráfico puede entenderse desde varias perspectivas, la multiplicación de conexiones domésticas, el hecho de que ahora todos los teléfonos y dispositivos móviles permitan la conexión a las redes, o la popularización del consumo de contenidos audiovisuales a través de youtube o plataformas cómo Netflix", señalaron.
Todo ese tráfico llega por conexiones a internet en nuestro país desde las estaciones de amarre de las tres empresas administradoras de cables submarinos ubicadas en esa localidad balnearia de la provincia de Buenos Aires, a 320 kilómetros de la Capital Federal.
A estas playas llegan cinco cables submarinos; el South America Crossing (SAC) de Level 3; el South America-1, de Telefónica; el Atlantis 2, de diferentes operadores americanos y europeos; el Bicentenario, de la uruguaya Antel y la argentina Telecom; y el Unisur, el más antiguo de todos, instalado a mediados de los noventa y fuera de servicio.
Estos cables submarinos conectan distintos puntos de los cinco continentes conformando una red de telecomunicaciones global, lo más parecido a una forma física para la internet.
Se trata de cables de entre 8 y 15 centímetros de diámetro, cuyo núcleo está compuesto por cuatro pares de fibras de vidrio del grosor de un pelo humano e identificadas con distintos colores, que son capaces de transmitir hasta 20 Terabytes de información a la vez.
Los ocho capilares de fibra de vidrio están protegidos por una funda metálica y rodeados por una malla de acero que evita quiebres en el cable.
Además están dentro de una funda de cobre que transmite los 1.500 voltios necesarios para alimentar los repetidores que el cable lleva cada 60 kilómetros.
También tienen una resina aislante de la electricidad; que a su vez está envuelta en una protección plástica.
Para los tramos en los que el cable atraviesa zonas del lecho marino en los que puede enfrentar golpes o tironeos por pesca de arrastre o tráfico marino, se utiliza la versión más gruesa, que añade a la anterior un nuevo anillo doble de malla de acero y una segunda protección plástica.
Los cables que arriban a Las Toninas llegan desde la ciudad brasileña de Fortaleza, y en estaciones de amarre como la de Level 3 los técnicos controlan el funcionamiento y la operatividad del sistema todo el tiempo.
Rául De Pedro, uno de los responsables de la estación de Level 3 en Las Toninas, dijo a Télam que "estas instalaciones son del 2.000, cuando llegaron al país los tres cables que hoy están operativos, y uno se da cuenta de cuánto avanza la tecnología de las comunicaciones cuando empieza a tomar nota de cómo cambian las estimaciones respecto de la capacidad de nuestras conexiones".
"Cuando comenzamos a funcionar, se estimaba que la vida útil del cable iba a ser de 25 años, porque la demanda de tráfico lo iba a saturar; sin embargo, y a pesar de que el aumento del tráfico fue muy superior a los estimados, la evolución de las telecomunicaciones hizo mucho más eficiente la red de fibra óptica y hoy podemos transmitir mucho más de lo que se calculaba originalmente", explicó.
"Cuando se diseño esta estación terrena se dejaron grandes habitaciones vacías bajo la lógica de que iban a tener que ser ocupadas en la medida que aumentase la cantidad de procesadores por el crecimiento del tráfico; pero los equipos que hace 15 años ocupaban un estante entero hoy son más chicos que un pendrive, así que en realidad estamos dejando más espacio vacío", añadió.
Ernesto Curci, vicepresidente del área de Servicios Level 3, apuntó por su parte que "los primeros cables submarinos eran para telégrafo de cobre, resultaba muy dificultoso su mantenimiento y operación; los primeros cables telefónicos apenas procesaban 1.500 llamadas a la vez; cuando empezamos a tender fibra óptica pensamos que tenía un límite que hace tiempo dejamos atrás, y gracias a la evolución de la capacidad de procesamiento de la señal hoy no sabemos cuál va a ser ese límite".
"Hoy en Argentina las conexiones domésticas que se ofrecen en el mercado son de entre 2 y 4 megas; que tenían sentido cuando en cada casa había una computadora, pero ahora que el wifi es habitual, que en cada casa hay más de una computadora, hay teléfonos, tablets o televisores que se conectan a servicios cómo Nétflix, se hace necesario pensar en cómo optimizar las capacidades de la última milla, qué es el tramo de la red que llega a los particulares", agregó.
Los cables que salen del mar en Las Toninas no sólo prestan acceso a internet, sino que además portan la señal de redes privadas para empresas y organismos estatales.
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