Pese al temporal, decenas de familias desalojadas acampan junto al predio
“Nos quedamos, resistiendo, porque acá tenemos más chances de que nos den una solución. Muchos se fueron hasta el depósito con sus cosas, pero no los dejaron entrar y ahora quieren volver porque no tienen a dónde ir”, aseguró Katherine, mientras sus hijos de 10 y 5 años duermen en otro extremo de la carpa que comparten cuatro familias sobre calle Pola, en la vereda del terreno desalojado y junto al vallado de chapa que les impide el ingreso.
Pocas cosas hay en la carpa, fuera de los colchones y la ropa de cama: un par de bolsos con ropa, una caja con ollas y elementos de cocina.
“Nos desalojaron sin dejarnos sacar ninguna de nuestras pertenencias. Perdimos camas, garrafa, colchones, cocina, todo lo que teníamos. Entraron pateando las puertas, con prepotencia y nos apuraban para que saliéramos, así que nos fuimos con lo poco que alcanzamos a manotear”, contó Pedro, cuñado de Katherine, que tiene con su hermana dos niños de 6 y 3 años.
El predio de Avenida Fernández de la Cruz y Pola que permaneció tomado por unas 2.000 personas durante casi seis meses, lucía fuertemente custodiado en sus accesos por personal de la Policía Metropolitana, que impedía el acceso a los desalojados para recuperar chapas o cualquier pertenencia que haya quedado utilizable tras el paso de las topadoras y las posteriores fogatas.
No obstante, personas de la lindera Villa 20 recorrían sin impedimento el terreno, revolviendo los escombros y llevándose lo que encontraban de interés ante la indignación de los damnificados.
Además de los móviles de la Policía Metropolitana, en el lugar estaba apostada una camioneta del programa Buenos Aires Presente (BAP), cuyos representantes -identificables por sus pilotos amarillos- recorrían las carpas ofreciendo a sus ocupantes ser trasladados con sus cosas a un PARADOR, como toda ayuda.
Télam pudo constatar que no hubo distribución de agua mineral, frazadas o pañales, como suele ser habitual en situaciones de este tipo.
Varias decenas de familias que fueron desalojadas ayer delasentamiento Papa Francisco permanecían en las adyacencias del predio, a pesar del temporal de lluvia y granizo, debajo de improvisadas carpas de madera y plástico donde esperaban algún tipo de asistencia por parte del gobierno de la Ciudad, cuyos empleados recorrían el lugar ofreciéndoles solo el traslado a PARADORES.
“Nos quedamos, resistiendo, porque acá tenemos más chances de que nos den una solución. Muchos se fueron hasta el depósito con sus cosas, pero no los dejaron entrar y ahora quieren volver porque no tienen a dónde ir”, aseguró Katherine, mientras sus hijos de 10 y 5 años duermen en otro extremo de la carpa que comparten cuatro familias sobre calle Pola, en la vereda del terreno desalojado y junto al vallado de chapa que les impide el ingreso.
Pocas cosas hay en la carpa, fuera de los colchones y la ropa de cama: un par de bolsos con ropa, una caja con ollas y elementos de cocina.
“Nos desalojaron sin dejarnos sacar ninguna de nuestras pertenencias. Perdimos camas, garrafa, colchones, cocina, todo lo que teníamos. Entraron pateando las puertas, con prepotencia y nos apuraban para que saliéramos, así que nos fuimos con lo poco que alcanzamos a manotear”, contó Pedro, cuñado de Katherine, que tiene con su hermana dos niños de 6 y 3 años.
El predio de Avenida Fernández de la Cruz y Pola que permaneció tomado por unas 2.000 personas durante casi seis meses, lucía fuertemente custodiado en sus accesos por personal de la Policía Metropolitana, que impedía el acceso a los desalojados para recuperar chapas o cualquier pertenencia que haya quedado utilizable tras el paso de las topadoras y las posteriores fogatas.
No obstante, personas de la lindera Villa 20 recorrían sin impedimento el terreno, revolviendo los escombros y llevándose lo que encontraban de interés ante la indignación de los damnificados.
Además de los móviles de la Policía Metropolitana, en el lugar estaba apostada una camioneta del programa Buenos Aires Presente (BAP), cuyos representantes -identificables por sus pilotos amarillos- recorrían las carpas ofreciendo a sus ocupantes ser trasladados con sus cosas a un PARADOR, como toda ayuda.
Télam pudo constatar que no hubo distribución de agua mineral, frazadas o pañales, como suele ser habitual en situaciones de este tipo.
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