martes, 28 de abril de 2015

"Todo el tiempo había que ver hacia arriba por si caía un edificio", contó un argentino que sobrevivió al sismo

TERREMOTO EN NEPAL

"Todo el tiempo había que ver hacia arriba por si caía un edificio", contó un argentino que sobrevivió al sismo

Uno de los 72 argentinos que estuvieron en Nepal el sábado pasado cuando ocurrió el terremoto de 7,8 grados en la escala Richter que provocó más 4.300 muertos, contó la odisea que vivió desde el primer temblor al que describió como “un subte que pasaba por al lado”, el panorama con las réplicas en Katmandú donde “todo el tiempo había que ver hacia arriba por si se caía un edificio”, hasta lograr salir del país y comunicarse con su familia.

Malara viajó al país asiático junto a otros cinco amigos por una convención de trabajo y posteriormente decidieron extender su estadía en la ciudad capital: “La casualidad quiso que el día, la hora y el lugar fueron los equivocados”, indicó en declaraciones a Télam, ya a salvo en la embajada argentina en la India.

“Nos instalamos en un hotel a las 11 de la mañana y solamente 45 minutos después fue el terremoto. Yo estaba al lado de una pileta en el momento del primer temblor, el más fuerte, y al principio sentí algo extraño como si fuese un subte que pasaba al lado mío”, narró.

“Comenzó a saltar el agua de la pileta, se rompieron las baldosas y se empezó a destruir el hotel, sus columnas y paredes, por suerte todos salimos ilesos, pero fue algo terrible”, completó.

Tras conseguir rescatar su pasaporte y bolso entre los escombros, Malara estuvo casi tres días en Katmandú hasta lograr salir del país con la asistencia de la embajada Argentina en la India que tiene representación en Nepal.

“Después del primer temblor tuvimos réplicas a los 10 minutos y a los 15, una más no tan fuerte a las dos horas y así siguieron constantemente los temblores, la caída de edificios y el sonido de gente corriendo”, comentó.

Unas de las réplicas más fuertes ocurrió el domingo por la tarde cuando Malara estaba caminando por las calles rumbo a la Torre Dharahara, declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO y totalmente destruida por el movimiento telúrico.

“Todavía debe haber mucha gente sepultada ahí porque eran toneladas de escombros. Ese temblor me agarró entre edificios y todo el tiempo había que mirar hacia arriba para ver si caía algo”, recordó.

En ese marco, el panorama en Katmandú tras el sismo lo describió como “desagradable” con “miles y miles de personas que duermen en las calles”.

“Nadie quiere entrar a sus casas por el miedo a una réplica fuerte. Había un campo de golf con miles de personas durmiendo, lo mismo en las plazas, en las veredas o acampando alrededor del aeropuerto de Katmandú”, añadió.

El hombre resaltó la ayuda de la embajada argentina que consiguió un vuelo con fecha anterior al que tenía programado y recién en la sede diplomática en Nueva Delhi pudo reencontrarse con todos sus amigos.

“Ya estamos instalados acá, cómodos y ahora felices”, dijo.

“Me enteré de la dimensión de todo lo que ocurrió por mi familia. Estábamos incomunicados, no teníamos Internet y las líneas no andaban. Ayer pude hablar con mi hijo que fue su cumpleaños, mi hija me escribió cosas muy tiernas en Facebook y me pidió que vuelva. Ahora empiezo a ver la dimensión de que esto fue terrible”, manifestó.

“La convención por la que fuimos a Nepal era de venta de seguros de vida, fondos de ahorro y capitalización, así que estamos bien asegurados aunque por suerte no tuvimos que usarlo”, contó, ya con humor, Malara, que junto a sus amigos llegará mañana a Buenos Aires.

El embajador argentino en la India, Raúl Ignacio Guastavino, informó hoy a Télam que hasta el momento identificaron que 72 argentinos estaban en Nepal en el momento del terremoto, de los cuáles hay dos que no se tiene información.

“Hay 70 ciudadanos que establecieron un modo de contacto con los familiares o con la embajada y sabemos que están bien. De esos, hay 13 que ya cruzaron la frontera para el lado de la India y el resto estamos intentando sacarlos”, precisó.

“Hay dos argentinos con quienes no se tuvo ningún tipo de contacto, que estaban en regiones de trekking de alta montaña, muy apartadas, que normalmente no tienen comunicaciones. Son excursiones que duran días e incluso semanas y es probable que estén ahí y ni se hayan enterado de lo que dejaron atrás. Tenemos la esperanza que algún momento vayan a aparecer”, añadió.

El diplomático informó además que hay un cónsul que va a llegar a Katmandú “en las próximas horas” para ayudar a los ciudadanos que todavía están en el país afectado.

Los últimos dos argentinos que se comunicaron para informar que están “sanos y salvos” son los hermanos Hugo y Juan Cruz Ganza, que estaban en la zona del Everest en el momento del terremoto.

“Con el Hugazo estamos sanos y salvos. Ahora les escribo desde Lukla, pueblo con el aeropuerto más cercano al Everest, Perdón por no habernos comunicado antes pero estuvimos sin wifi por tres días”, indicó Juan Cruz en su cuenta de Facebook.

“Es un lugar seguro así que nos quedaremos unos días hasta que se normalice aunque sea un poquito el caos de Katmandú y la paranoia de la gente”, explicó.

El último recuento oficial de víctimas del terremoto de 7,8 grados que devastó el sábado Nepal se ubicó hoy en 4.349 muertos y 8.517 heridos, aunque el primer ministro de ese país, Sushil Koirala, afirmó que el número de fallecidos podría superar los 10.000.

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